En 2020 se abrieron un sinfín de nuevas
oportunidades para el agro y sus profesionales. Compartimos aquí un balance de estos nuevos desafíos, que nos exigen un perfeccionamiento constante para reinventar nuestra profesión en un mundo tan cambiante.
Y finalmente se cerró 2020 con todo lo que trajo aparejado. Un año laboral muy intenso, con una demanda muy fuerte y sostenida, tanto del sector privado como del público, en temáticas relacionadas con lo energético y lo ambiental. En el campo, se destacó la cooperación científico-técnica internacional.
La actividad no fue menor dado que a principio de año se cerró un proyecto de biocombustibles de segunda generación con la Unión Europea, que dejó importantes lecciones y conclusiones
https://youtu.be/0HqdvjWhgFo. Paralelamente, se inició un nuevo proyecto con la Unión Europea en el campo de biogás llamado Dibicoo https://dibicoo.org/ por medio del cual se realizaron diferentes acciones antes y después de la cuarentena. El proyecto está enfocado en potenciar el desarrollo de esta tecnología que tiene en sus genes la circularidad, la captura de carbono y la generación de energía.
A lo largo de las visitas a las flamantes plantas de Argentina, los invito a conocerlas y ver sus características en https://youtu.be/NpwQcs0Z2MY al igual que conocer el potencial de esta tecnologíahttps://youtu.be/gH9S1IxYrI4
El trabajo remoto permitió potenciar y concretar acciones que antes demoraban mucho tiempo y que, en muchos casos, resultaba casi imposible concretar. La ventaja de este tipo de encuentros cuando participan organizaciones y profesionales de diferentes continentes está centrada en la disminución de los tiempos de viaje, los costos de pasajes y viáticos. Desde el punto de vista ambiental, el impacto también fue grande, ya que se redujeron muchísimas millas de avión y traslados.
Por otro lado, también es cierto que se extraña todo lo que acompaña a las reuniones de trabajo. También se lograron avances concretos entre dos organizaciones en las cuales trabajamos: el Global Methane Initiative de la EPA de Estados Unidos https://www.globalmethane.org/ con la World Biogas Association con sede en Inglaterra https://www.worldbiogasassociation.org/.
Los avances estuvieron centrados en armar talleres específicos sobre la visión sistémica de esta tecnología denominada “Biogás hecho correctamente” https://youtu.be/Rb-aV-pTYRE así como en el inicio de un equipo de trabajo donde participan expertos de varios países para establecer metodologías que permitan que esta tecnología sea considerada como de emisión negativa y se integre a las metas de contribución a la reducción de los países NDC.
En el campo de la formación, se multiplicaron las posibilidades de participar en los más importantes congresos, simposios y muestras agrícolas en diferentes continentes, todo al alcance de la mano y de forma gratuita. Fue interesante ser testigo de la evolución de las tecnologías empleadas para facilitar la interacción y participación en este tipo de eventos. De esta manera, recorrimos desde el Farm Progress Show hasta las muestras más emblemáticas europeas.
Desde el lado de la formación brindada pudimos multiplicar la cantidad de cursos online, videos, y la organización de eventos como el del premio CPIA de Bioenergía https://youtu.be/K9ryaBr8nIw, la quincena del biogás y las jornadas sobre actualidad y futuro de la bioenergía que se desarrollaron a lo largo del año con la participación de múltiples actores del sector privado, de la investigación y del ámbito político:
https://youtu.be/y7Tb_IdjpKM.
Todo este conjunto de actividades y experiencias dejan su enseñanza y proyectan un futuro imaginable para nuestra profesión que quiero trazar. También se gestaron de ellas nuevas actividades de investigación y desarrollo. Una de las que surgió fue el desarrollo en la Argentina del estudio sobre “carbon pricing”. Lo definimos como un indicador económico del esfuerzo por descarbonizar o reducir/evitar la huella de carbono de una determinada tecnología, proceso, producto o unidad funcional, respecto de una tecnología, proceso, producto o unidad funcional existente o de referencia con una huella de carbono dada.
Esta herramienta nos permite comparar tecnologías de captura y reducción de emisiones de manera que, tanto el decisor privado como el público, tenga un parámetro de comparación a la hora de seleccionar o fomentar determinada tecnología. Comenzaremos a escuchar en los próximos años mucho de este tipo de herramientas, y el profesional también deberá manejarlas, tanto en el sector agropecuario como en el agroindustrial.
Las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático llegaron para quedarse en todo el mundo y tomaron una dimensión y velocidad impensada a principios del año. Esto plantea un enorme desafío para el sector agropecuario, que tiene que rápidamente adaptarse a lograr registros y trazabilidad de todos los insumos y actividades que realiza de manera de correlacionarlo con los productos que genera como madre de una enorme cantidad de industrias que podríamos englobar en la bioeconomía.
En este sentido, la ratificación de importantes compromisos no condicionados de la Argentina recientemente alinea al país en esta fuerte tendencia mundial. Durante 2021 será el momento de la discusión técnica de cada área para definir el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación que tiene como marco legal de referencia la Ley Nro 27520.
El sector logístico y transporte también enfrenta un enorme desafío de cambio y adaptación para su descarbonización. En este sentido, se comenzaron a concretar estudios y acciones concretas tendientes al reemplazo de combustibles fósiles por biocombustibles. Merece resaltarse la apuesta del sector transporte argentino agrupado en FADEEAC con su proyecto biodiesel
https://www.fadeeac.org.ar/biofadeeac-evaluacion-del-desempeno-de-un-biodiesel100-en-ruta/
Las noticias que vienen del exterior también ratifican este camino y los vectores están constituidos por el biodiesel, el bioetanol y últimamente el biometano con la posibilidad de usar un energético con emisión negativa.
En la búsqueda de la ampliación de mercados también recibimos una importante demanda de certificaciones internacionales para lograr exportar bioetanol a la Unión Europea y a otros países o regiones. Tres empresas lo han logrado y seguramente esto se ampliará el próximo año.
Uno de los más importantes desafíos que confrontamos en este nuevo tipo de estudios fue la trazabilidad y correspondencia de todos los datos referidos a insumos y productos obtenidos en los campos. Aquí también se vislumbra un nuevo rol del profesional ligado al agro como responsable de instrumentar un sistema que le permita al sector industrial obtener y certificar todos los datos. En este sentido, se están desarrollando interesantes herramientas en el campo privado, como la plataforma puma desarrollada por colegas
https://plataformapuma.com/ Durante el presente año también fue muy intensa la actividad en el campo de la bioeconomía. Los talleres y seminarios nacionales y regionales mostraron una nueva realidad emergente de empresarios agropecuarios agregando valor en origen, integrando producciones, generación de energía y biofertilizantes, haciendo realidad la economía circular de manera criolla a puro pulmón y asumiendo todos los riesgos que la macroeconomía argentina implica:
https://www.youtube.com/watch?v=6rSjfzMB-l4&t=5852s
Aquí también se abre todo un nuevo campo para el profesional del agro que tiene que empezar a entender la lógica y los comportamientos de diferentes mercados y productos por fuera de lo que tradicionalmente solía manejar.
En cuanto a las negociaciones comerciales internacionales también fue un área con movimiento. Por un lado, se está avanzando en la validación técnica de los valores provinciales de emisión de soja en las provincias argentinas por parte de la Unión Europea. Ya nos encontramos en un segundo round de idas y vueltas, pensando que estamos mucho más cerca de la meta. A nivel de países, nuestra delegación agrícola en Bruselas está siempre atento y alerta, anticipando posibles barreras, impuestos y medidas que comprometan nuestras exportaciones. La respuesta es un trabajo coordinado entre INTA, Ministerio y Cancillería, aportando desde lo técnico, político y de negociación para sobreponer o minimizar estas trabas. Para todo esto se requiere de un continuo perfeccionamiento y aprendizaje sobre la evaluación de nuestros sistemas productivos. También en el plano internacional, a través de la Alianza Mundial por el Suelo (AMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dio su aval al primer protocolo que promueve el secuestro de carbono en los suelos productivos del mundo denominado RECSOIL.
Fue realizado por la consultora argentina Carbon Group-Agro-Climatic Solutions, de la mano de expertos de diferentes ámbitos. Se desarrollará bajo el programa RECSOIL y permitirá disminuir la degradación de la tierra, restaurar ecosistemas y certificar suelos bajo una gestión sostenible de los recursos naturales.
Esto abre un increíble número de nuevas oportunidades para el sector agropecuario y la producción, ya que permite a un productor agropecuario participar de la captura y secuestro de carbono en sus suelos. Esto, por un lado, abrirá una nueva línea de ingresos y negocios y, por otro, permitirá reducir la huella de carbono de todos los productos derivados del agro en el marco de la bioeconomía.
En el campo de la investigación también hubo novedades, ya que logramos poner en marcha un completo programa de investigación con recursos remanentes de proyectos europeos. Se trata de estudiar una nueva tecnología de cosecha de despunte de caña de azúcar desarrollada íntegramente en Argentina. El estudio, que ya comenzó a realizarse en la zafra 2020 comparará las características del tradicional RAC (residuo agropecuario de cosecha) con el DCA (despunte de caña de azúcar). Pueden interiorizarse de la tecnología en el video https://youtu.be/Zliy-B-xfpU. Se cosecharon los materiales con las dos tecnologías y se está evaluando en diferentes laboratorios de INTA e INTI el potencial para producir bogas, generación térmica y alimentación animal.
Como todo año muy disruptivo, el 2020 abrió un sinnúmero de nuevas oportunidades para el agro y sus profesionales al mismo tiempo que se nos plantea como siempre nuevos desafíos que nos obliga continuar nuestro perfeccionamiento constante a fin de reinventar nuestra profesión en un mundo que acelera los cambios.